Por Vet. Gabriela Quesada

En época de fiestas de fin de año, muchos perros presentan lo que se conoce como fobia a ruidos fuertes, lo cual provoca conductas y reacciones diversas, pero que todas ellas evidencian el sufrimiento del animal.
Estas reacciones pueden ser leves como inquietud, nerviosismo y temblores hasta llegar a manifestaciones más graves como intentar escapar a través de una ventana, huir de la casa e inclusive presentar problemas orgánicos como taquicardia.
Los perros tienen una capacidad auditiva mucho mayor que la del ser humano, pueden escuchar sonidos que van de 10.000 a 50.000 Hz. Los clásicos sonidos de petardos y fuegos artificiales, además de la gran molestia que les genera, suelen interpretarse como amenazas, ya que no logran comprender el motivo de los ruidos y responden como si lo hicieran frente a un peligro real.
Cuando un perro es sometido a este tipo de detonaciones su sistema nervioso libera sustancias que provocan signos cardiácos, digestivos y trastornos de conducta, ya que su organismo está respondiendo a una agresión o ataque.
Recomendaciones:
1) Acudir al veterinario previo a esta época del año para tratar el problema de base.
2) No medicar al perro sin supervisión del veterinario.
3) Evitar dejar al perro solo en casa, en el caso que no sea posible, dejarlo en una habitación pequeña, las ventanas cerradas y evitar los objetos que pueda romper intentando escapar.
4) Es fundamental que el perro tenga identificación legible para el caso que logre huir y de esta forma pueda ser recuperado.
5)Permitir que la mascota pueda acceder a una zona segura, donde tenga sus juguetes y pueda esconderse, sobre todo la cabeza, para así refugiarse y sentirse más seguro, por ejemplo debajo de una mesa o cama.
6) Ignorar si muestra miedo o temor, hacer como si nada pasase. Distraerlo.
7) Dejar música fuerte, preferentemente clásica, o la televisión encendida suele ser beneficioso.
Prevención y tratamiento
Es importante prevenir este problema en la etapa de cachorro, exponiendo a nuestro perro a partir de los 60 días a diferentes ruidos, con diferente intensidad y frecuencia, de forma gradual, buscando que su respuesta no sea el temor, sino de calma y que logren asociar estos sonidos con algo agradable como caricias o comida.
Se pueden utilizar reproductores de sonidos similares a los fuegos artificiales, también simulacros de tormenta, ruidos de globos que revientan, bocinas de auto, etc.
En cuanto al tratamiento en aquellos perros que presentan miedo o fobia a ruidos es fundamental acudir al veterinario para iniciar un procedimiento médico a base de modificación de la conducta por medio de técnicas cognitivas conductuales y en los casos que se requiera, el uso de psicofármacos.

Vet. Gabriela Quesada Mat. 751
Diplomada en Etología Clínica canina y felina